¡SOY JOVEN! ¿Y QUÉ?

Por: Adriana Ortega Núñez – Administradora de Negocios, Máster en dirección de empresa y, Desarrollo local.

Soy joven y por eso creo que puedo cambiar el mundo, o soy joven y le echo la culpa al mundo por no cambiar nada.

Estamos navegando constantemente por rutas cambiantes, que catapultan un destino prometedor para aquellos que aunque mareados durante el viaje son capaces de pararse firmes para no caerse o levantarse, y avanzar hacia las cosas buenas. Y por otro lado, aquellos que culpan al entorno por su incapacidad de firmeza, alegando responsabilidades a todos los agentes externos, llámese gobierno, familia, círculo social, religión, trabajo etc.

Nuestra condición inicial, aunque difícil en muchas ocasiones, no tiene que determinar nuestro destino. Si bien, el entorno hace lo suyo al imponer una serie de creencias limitantes en nuestra mente, es indispensable anhelar un punto de quiebre que nos posibilite despegar e incomodarnos para salir de la tenebrosa zona de confort.

Las decisiones que nos permiten arriesgarnos, son tan valiosas para generar un carácter fuerte y saber ignorar aquellas voces que nos quieren mantener cautivos en la miseria de vivir bajo los estándares mínimos, como si estuviéramos escriturados a sobrevivir y no a disfrutar de este paso terrenal, que a la larga es un regalo inmerecido para todos.

Sé que no es fácil ir tras lo que queremos, pero para ello es determinante reconocer quienes somos y de que estamos hechos, esto nos permitirá ir dando pasos, aunque lentos, son pasos que nos acercarán hacia dónde queremos ir.

Soy joven y me encanta que otros jóvenes tengan la valentía de ir tras lo que anhelan, que si bien, saben que no cambian el mundo entero, cambian el mundo de ellos mismos y eso es más que suficiente para inspirar y ayudar a otros.

Estamos luchando como si la vida tuviera que ser forzada en un aspecto u otro y no, simplemente no debe ser así. De unirnos muchos jóvenes con intereses comunes, lograríamos enriquecernos con tantas experiencias y hazañas obtenidas, que no quedaría tiempo para la inercia, porque estamos siendo intencionados en vivir y compartir lo que nos ayuda a crecer realmente.

Soy Joven y afortunadamente pertenezco a un movimiento político, ¡Sí, lo sé! Los apolíticos saltan a la extrañeza de ver como simpatizo con algo que para ellos es perder el tiempo. Pero, ¿Saben qué, apolíticos? Sé que muchos de ustedes son mis amigos, sin embargo, el hacer parte de un movimiento político de frente, me da la posibilidad de alzar mi voz y decir lo que necesitamos o aquello que podemos mejorar. Pero tú amigo apolítico, ¿con qué criterios podrías hacerlo?, solo te quejas y te quejas del mundo, sin tener la gallardía de pararte firme y decir con la cara reluciente por qué está mal o está bien lo que hacen los gobernantes y actuar para mejorar eso.

Entonces, hay quienes solo se pasan la vida criticando lo que otros hacen y su juventud se acaba sin dar frutos y con quejas incesantes, dejando a un lado la oportunidad de actuar y mejorar su mundo.
Soy joven y quiero cumplir mis sueños, para eso necesito que más jóvenes estén a mí alrededor, inspirarnos e inspirar a otros a que nos acompañen a cumplir metas y cambiar el rumbo de nuestro camino cuando nos alertemos que nos estamos desviando de lo realmente importante.

Jóvenes, seamos capaces de alzar la voz, de ser parte de los que toman decisiones trascendentales, de los que no nos da pena, ni miedo, actuar por lo que necesita nuestra sociedad. Dejemos de estar en piloto automático y tomemos nosotros la dirección hacia el mejor camino y destino.

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