Un informe de las autoridades asegura que este explosivo tiene “una velocidad de detonación aproximada de 8.500 metros por segundo.
En la Brigada 30 del Ejército el ambiente sigue tenso y lleno de desconfianza. No es para menos, pues hace tres días un carro bomba acabó con una parte de esta enorme guarnición militar que lleva más de cinco décadas en el barrio San Rafael, de Cúcuta, y dejó a 34 militares y a dos civiles heridos.
Desde la entrada de ese batallón se puede ver parte de la destrucción y los restos de la camioneta de color blanco y vidrios polarizados, de marca Toyota Fortuner, modelo 2017, de placas JGX-180, que usaron para cometer el atentado, que están siendo analizados por expertos.
Aunque el ataque dejó grandes destrozos y muchos heridos, no habría cumplido con el objetivo que buscaban los que cometieron este macabro plan, a pesar de que el explosivo que usaron, que es conocido como pentrita, tiene un poder devastador.
Un informe de las autoridades asegura que este explosivo tiene “una velocidad de detonación aproximada de 8.500 metros por segundo, de acuerdo con la ficha técnica emitida por las respectivas casas fabricantes”.
Por eso, las autoridades aseguran que este atentado contra la Brigada 30 estaba tan bien planeado que quien armó el carro bomba lo hizo con este novedoso sistema de explosivos que hoy tiene a expertos en esos ataques, de Colombia y de Estados Unidos, buscando cómo lo hicieron.
Este hecho es tan inaudito, que en la mañana de ayer llegó más de una docena de investigadores del FBI, encabezados por el director para Colombia de esa agencia de Estados Unidos, que tomará las riendas de las pesquisas que se están adelantando para lograr llegar hasta los responsables, que según la Fiscalía e inteligencia del Ejército, sería el frente Carlos Germán Velazco Villamizar, del Eln, comandado por José Benigno Guzmán Mora, alias ‘Julián’ o ‘El Rolo’.
“Por lo que se ha analizado, esta clase de carro bomba no se había visto antes en el país, pues este explosivo es usado en la minería por su gran poder de destrucción. Se puede decir que todo fue armado como un ‘caza bobos’, que con la primera explosión buscaban llamar la atención, para luego, con la segunda detonación acabar con todo lo que estuviera cerca”, sostuvo un experto en explosivos.
*¿Pero, por qué no salió como esperaban?*
La primera detonación hizo que los militares y civiles que estaban en las oficinas y por los alrededores del vehículo, salieran corriendo a salvaguardar sus vidas, y no se acercaran a la camioneta, dos minutos después, se dio la segunda detonación que terminó de destrozar las oficinas.
Además, las autoridades también están convencidas de que todo el explosivo no se activó, porque hallaron 2.000 metros de cordón detonante, que sería la bomba devastadora con la que querían destruir gran parte del batallón y muy posiblemente dejar una gran cantidad de muertos.
El experto en explosivos añadió que, “¿se imagina si todo ese cordón detonante hubiese explotado totalmente? Por lo visto, solo se activaron unos 250 metros del cordón, los otros 2.000 no lo alcanzó a hacer, porque algo falló, si no la tragedia hubiera sido de una magnitud de enormes proporciones”.
Extraoficialmente se conoció que el cordón detonante fue instalado por todo el piso, dentro de la camioneta, y debajo de las sillas y el sistema para activarlo habría sido con un temporizador, que accionó el conductor al bajarse, mientras lograba salir de las instalaciones militares.
Todo apunta a que el Eln sería el responsable del atentado.
*Cómo se planificó*
Las autoridades creen que quienes planearon el atentado tuvieron que haberse tomado por lo menos tres meses. “Esa gente tuvo que tener ayuda de algunos militares, porque sabían dónde estaban ubicadas las cámaras, cuál es el horario del cambio de guardia, cómo podían entrar y salir sin despertar alguna sospecha, además, de saber qué vehículo debían usar para burlar toda la seguridad”, señaló una fuente judicial, que pidió reserva de su identidad.
El general Marcos Pinto, comandante de la Segunda División del Ejército, señaló que en la guarnición militar hay 36 cámaras de seguridad y que en la entrada principal siempre permanecen más de 15 soldados bajo la dirección de un suboficial, que son los que se encargan de la revisión de vehículos y personas que ingresan al lugar.
Se conoció que al mediodía, en las instalaciones militares, hay un flujo alto de vehículos saliendo y entrando. Además, el comandante de guardia y más de la mitad de los uniformados que permanecen en ese punto de control, al igual que el perro antiexplosivos, salen a almorzar.
Precisamente, lo primero de que se percataron los que planearon el atentado fue a qué horas las medidas de seguridad bajaban. Y es que de 12:00 p. m. a 2:00 p. m., se da un relevo de guardia, porque a esa hora salen a almorzar, quedando solo tres soldados encargados del control al ingreso y salida de vehículos.
Además, los ‘cerebros’ del atentado también vieron que dos personas que laboran en las instalaciones militares tienen camionetas Toyota Fortuner, de color blanco y vidrios polarizados, similares a la que usaron para cargarla de pentrita.
“Por eso fue que el chofer ingresó tan tranquilo y el soldado que estaba en la entrada no le prestó mucha atención y ni le hizo una revisión minuciosa”, indicó la fuente. Ahora los investigadores lo que tratan de saber exactamente fue qué le dijo el conductor al militar que le habló, como se ve en el video de seguridad.
El general Pinto señaló que como el vehículo se parecía tanto a los de las personas que ahí laboran, por eso le fue tan fácil al chofer permanecer dos horas y 10 minutos dentro de la camioneta, en el parqueadero del dispensario médico de la Brigada, detrás de una ambulancia, sin despertar una sola sospecha. Y en las tres cámaras que hay alrededor del lugar, quedó registrado que en ningún momento el hombre se bajó.
En videos también quedó registrado que hacia las 2:44 de la tarde, el automotor da reverso y se dirige justo al frente de las instalaciones donde están las oficinas de la Estructura de Apoyo de la Fiscalía, donde siempre permanecen varios investigadores, las salas de inteligencia y un salón que tenía un grupo de militares estadounidenses que asesora al Ejército en esta zona del país para las operaciones contra el narcotráfico.
A unos metros están las oficinas del Batallón de Operaciones Terrestres 9, que se encarga de la ejecución de las acciones contra los narcóticos en Norte de Santander.
Hacia las 2:50 de la tarde del martes pasado el chofer se bajó de la camioneta y tomó una ruta que, sabía, no había cámaras de seguridad, hasta llegar a la entrada, pasando por el frente de quien se encarga de registrar a las personas que ingresan a las instalaciones militares.
En ese punto, las autoridades observan que hay un hombre parado justo al frente del comandante de guardia que controla el ingreso y, al parecer, hace unos movimientos extraños, mientras que el desconocido va saliendo y lo roza con el codo.
Una vez afuera de la guarnición, el conductor de la camioneta, se sube a una motocicleta y huye con un cómplice con rumbo al Anillo Vial Occidental. Aunque están las imágenes, las autoridades no han podido identificar plenamente al sospechoso, pues usaba gorra y tapabocas.
Hacia las 3:01 de la tarde, se sintió la primera explosión y en ese instante, las personas que estaban en las oficinas salieron corriendo y gritando que era un carro bomba. Dos minutos después ocurrió la segunda detonación que acabó con las oficinas que estaban ahí cerca y destruyó los ventanales, además, dejó un pequeño cráter en el pavimento.
“Con la primera explosión, alguien logró mover una camioneta que estaba al lado del carro bomba, luego se da la segunda detonación y esta alcanza el tanque de la gasolina, por eso es que se dio una llama enorme y la onda explosiva se expandió”, explicó el general Marcos Pinto.
La parte delantera de la camioneta voló unos metros, quedando en la mitad de la vía, con una enorme llama. El pánico se apoderó de la guarnición militar y minutos después arribó una veintena de ambulancias y vehículos de socorro y de la Policía. La energía eléctrica se interrumpió y retornó hacia las 1:00 de la madrugada a algunos puntos del lugar.
¿Pero quién financió ese atentado? El comandante de la Segunda División está convencido que fue el narcotráfico, “porque en lo que va de este año hemos incautado nueve toneladas de cocaína, hemos destruido 360 laboratorios para procesar esta droga”.