En un contexto macroeconómico complejo, cuando está a punto de aprobarse en conciliación una reforma tributaria y apenas tres meses después de haber salido del Gobierno, el exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, hoy rector de Escuela de Ingeniería de Antioquia (EIA), habló con EL COLOMBIANO. Por primera vez da opiniones sobre la administración de Gustavo Petro.
Lleva tres semanas en Medellín, ¿con qué se ha encontrado?
“Me encuentro con una institución que es extraordinaria en calidad académica, recibe los mejores estudiantes de Antioquia medido por pruebas de estado, y le entrega a Colombia los mejores egresados del departamento y los terceros mejores del país, con una escuela que tiene una característica similar: es pequeña, lo que permite esa educación personalizada, de seres humanos con fortalezas, con el compromiso con la formación integral y la excelencia humana”.
Usted tiene una amplia experiencia en la Academia, ¿la extrañó siendo ministro?
“Sí, lo que más extrañé fue la clase, por eso también me comprometí con los estudiantes de EIA que lo primero que voy a hacer es que voy a asumir la clase de economía general de la Universidad. Y lo segundo que extrañé es que uno de la Academia puede darse lujos de innovar, de decir cosas distintas, de opinar sobre algunos temas polémicos, creo que eso es muy importante”.
Precisamente queremos que opine, ¿usted cómo ve la situación del país?
“Yo me he dado el lujo de decir que no he querido hablar sobre la situación del país por respeto y por compromiso con el nuevo gobierno de darle la oportunidad para que desarrolle sus iniciativas, aquí estoy haciendo una excepción, pero voy a hacer una excepción de una manera muy abierta en el sentido de decir yo creo que es muy importante que el país siga construyendo desde lo construido y eso significa haber tenido el tercer crecimiento más alto en los países de la OCDE del 2021. Y como lo dice ahora el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, un crecimiento que él estima cerca del 8%, que ubicaría Colombia en el primer lugar en materia crecimiento económico; un recaudo tributario que viene volando, lo que es una gran noticia porque seguramente van a significar recursos adicionales en materia fiscal para Colombia, a tal punto que hoy el Fondo Monetario Internacional anuncia que el déficit fiscal al terminar este año será más bajo que el que habíamos estimado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo.
Hay que seguir construyendo desde eso y el primer instrumento para hacerlo es cuidar nuestra joya más importante, que es la inversión interna y externa. Hay que cuidar que estemos enviando las señales adecuadas. Por ejemplo, en materia de transición energética creo que el Gobierno está corrigiendo gradualmente de un primer mensaje que fue muy complicado para la inversión: que no se iban a firmar nuevos tratos de exploración de hidrocarburos. Hay una corrección gradual en esta materia, pero hay que hacerlo pronto; entre otras cosas porque el aporte de Colombia a los gases efecto invernadero es mínimo (cerca de 0,6% en el mundo) y no podemos sacrificar nuestro crecimiento de mediano y largo plazo por asumir una responsabilidad que no nos corresponde, no podemos afectar a un sector que representa el 40% de las exportaciones, el 30% de la inversión extranjera directa y el 20% de los ingresos fiscales”.
¿Cree que el dólar puede volver a niveles de los $3.800 que teníamos a finales del 2021?
“Hay dos sustentos para que el dólar esté alto, un internacional y uno local, creo que donde podemos trabajar es en el local: que no se afecten las expectativas de inversión. El mundo compite por la inversión y si Colombia no es atractiva, se pierde la inversión potencial, la que podría venir. Eso hay que cuidarlo, en especial en lo que tiene que ver con las decisiones de transición energética, tierras y en la independencia de la banca central. Hay que enviar mensajes y señales claras a los inversionistas y veo un ministro Ocampo comprometido con esas señales claras. Quisiera ver a un gobierno compacto alrededor de darle continuidad a los contratos del sector de minería e hidrocarburos”.
¿Y cómo ve la reforma tributaria?
“Precisamente, una de esas señales que preocupa es que nosotros no podemos retroceder con la eliminación de la deducibilidad de la regalías en la tarifacción de renta del sector de hidrocarburos, esa es una visión absurda, es una decisión que realmente acaba con el sector minero energético porque el segundo país del mundo que tiene un sistema donde no se puede deducir la regalía. Hay que tener cuidado también con la tasa combinada de impuesto de renta, la que grava la empresa, la que grava al socio y la combinada, pues tiene que haber un aumento gradual, moderado y mesurado”.
Cuando usted fue nombrado como ministro de Hacienda le tocó formular una tributaria en un momento supremamente complejo, de estallido social y luego de una reforma que se había acabado de hundir, pero usted logró sacarla adelante. Si se encontrara hoy ante ese escenario y necesitara recaudar $25 billones, ¿de dónde los sacaría?
“Lo primero es buscar mecanismos que sean prudentes con la inversión. Creo que se necesita gravar a las personas naturales, un poco en la forma como lo propone la reforma tributaria que se trae a colación, ojalá hubiera un aumento en la base gravable, porque lo que está claro es que en Colombia el grueso de la tributación lo pagan las personas jurídicas, cuando en el mundo es al contrario. Lo que pasa es que la tributación no puede recaer sobre los mismos de siempre. Y desafortunadamente eliminaron al final gravar las pensiones altas, ¿por qué le tenemos miedo a darle progresividad al sistema tributario? También podría haber un aumento en la tasa de impuesto de dividendos. Creo que el impuesto al patrimonio puede ser inconveniente en la medida en que se vuelve un impuesto permanente y que aumenta ya con dividendos, con la renta de personas naturales y de personas jurídicas, lo que aumenta significativamente la tasa combinada.
Vale la pena hacer la discusión sobre los impuestos relacionados con salud, eso hay que hacerlo, pero hay que tener cuidado de que no se conviertan en impuestos inflacionarios. Hay que ser cuidadoso con los sectores a los cuales se le está gravando en una mayor proporción. Lo hicimos en su momento con el sector financiero y ahora se está incorporando el sector hidrocarburos. Y es cierto que este último está teniendo un mejor comportamiento en precios, luego de una fuente eventual para aumentar o tener una sobretasa en el sector.
Y hay algo que es muy importante: que el país tenga absoluta claridad hacia dónde se destinan los recursos”.
¿Qué más puede hacer el gobierno para que no haya tanta inflación?
“Veo un esfuerzo importante por parte del gobierno para motivar una mayor producción en el sector agropecuario y agroindustrial, eso es una buena noticia, porque va a haber oferta suficiente para reducir los precios. Veo que hay un interés de mejorar uno de los componentes que está explicando también buena parte del aumento de precios, y es el tema de los servicios públicos. Las decisiones de la Comisión de Regulación de Energía, Gas y Combustibles (Creg), algunas animadas o motivadas por el gobierno, buscan disminuir los aumentos en los servicios públicos, y los propios incrementos de la tasa de interés por parte del Banco Central van a ir limitando ese exceso demanda”.
Dice el gobierno que heredó un problemón que usted les dejó: el Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles…
“Evidentemente es una dificultad, lo que hicimos fue responsablemente identificar caminos de solución y los pusimos explícito en el Marco Fiscal, donde señalamos una hoja de ruta de un aumento gradual en los precios de los combustibles para tratar de mitigar el impacto fiscal que se tenía: incorporamos en el presupuesto de 2022, 2023, 2024 y 2025 casi $40 billones para cubrir el déficit de una manera transparente y sin afectar los programas sociales, y el gobierno ha venido actuando en línea con eso”.
Luego de escucharlo queda la sensación de que lo único que está haciendo mal este gobierno es que le está tirando duro al sector de hidrocarburos…
“No se trata de lo que esté haciendo bien o mal, yo lo que siento es que es muy importante enviar mensajes de tranquilidad, de estabilidad a que se continúe atrayendo la inversión. Qué importante que por ejemplo se siga avanzando en la construcción de la paz en nuestro país, eso es un avance importante como Nación, porque eso genera tranquilidad a los mercados, a los inversionistas, a la construcción y al desarrollo del sector del turismo y de muchos de otros sectores de la economía. Qué importante que se logre un avance en materia de acuerdos con el sector ganadero alrededor de lograr la disposición de tierras para que más personas sean propietarios, ojalá eso venga acompañado con inversión en tecnología, porque la tierra sin tecnología no sirve para nada. Qué importante avanzar en el comercio con Venezuela, yo estoy absolutamente convencido de que ahí hay una enorme oportunidad de mediano plazo para los inversionistas. Pero todo eso tiene que venir acompañado con no destruir un sector de la dimensión del sector de hidrocarburos y minero”.
Aterrizó en Medellín y se encuentra con una nueva OPA por Nutresa, ¿qué opina de esa oferta?
“La Universidad se ha expresado a través de su centro de pensamiento. Yo creo que la inquietud importante es que este tipo de operaciones tienen siempre que considerar el contexto histórico y regional, lo que significa el Grupo Empresarial Antioqueño para la región, su modelo corporativo, su impacto en la construcción de historia de región. Creo que también hay reflexiones de inquietudes sobre las formas, sobre los procedimientos y pasos que se siguieron en dicha operación, sobre el impacto en el mercado de capitales y en el tejido empresarial del país y de Antioquia”.
También se encuentra con una relación muy tirante entre la Alcaldía y el empresariado, ¿cómo analiza lo que está ocurriendo?
“Hace 18 o 19 años cuando vine como rector lo que más me sorprendió de Antioquia fue la enorme articulación que existe entre el sector privado, la Academia, los gobiernos local y departamental, las organizaciones sociales y las instituciones. A mí se me caían las babas de la envidia de no ver reflejado eso en una ciudad como Bogotá. Ese activo tan poderoso que nos permitió ver las personas transitaban sin ningún problema del sector público al sector privado, del sector privado a la Academia, y viceversa, es un activo demasiado poderoso. Lo que no puede suceder, lo que no se vale, es que eso se pierda, independientemente de quienes sean los responsables. De aquí en adelante lo que hay que hacer es seguir construyendo esos lazos o reconstruyendo ese relacionamiento activo entre los sectores, porque eso es lo que hace que Antioquia progrese.
Tomado de El Colombiano