Basset asegura que, si bien estas pequeñas irregularidades no tienen unas grandes consecuencias en las elecciones ordinarias, sí tendrán una amplia afectación en los mecanismos de participación ciudadana, porque para que estos sean válidos se necesita un nivel de participación que se afecta por la calidad del censo. «Con esto algunos dicen que, por ejemplo, la consulta anticorrupción, que no pasó por un pequeño margen de participación ciudadana, sí debió haber sido válida», asegura Basset.
¿Qué es el censo electoral?
El censo electoral es el registro de todas las cédulas de ciudadanía habilitadas para votar correspondientes tanto a ciudadanos que se encuentren en el exterior como aquellos que residan en Colombia. En ese caso en el censo electoral no se incluyen los ciudadanos que no tengan cédula o los miembros de las fuerzas militares y los presos privados de sus derechos políticos que no son deliberantes.
La Registraduría es la encargada de mantener el censo electoral y lo hace por medio de la inclusión automática de los ciudadanos que tramitan su cédula de ciudadanía. Al momento de la muerte del ciudadano, la Registraduría también tiene la responsabilidad de depurar el censo electoral.
Para Basset, es en este último punto en el que existen las grandes falencias del censo electoral, pues si bien se reciben registros de las morgues constantemente, no se sabe qué se hace en los casos de personas desaparecidas o de los ciudadanos de zonas apartadas cuyo fallecimiento no se reporta. «Eso es lo que produce el desfase que estamos viviendo entre el censo poblacional y el censo electoral. El mayor problema del censo electoral es la depuración de personas que ya no deberían estar y el problema del censo poblacional es lograr incluir a todo el mundo».
El 13 de diciembre se hará el corte del censo electoral con la depuración conjunta ya hecha y este servirá para las elecciones del 2022.