«La JEP imputa al general retirado Mario Montoya, excomandante del Ejército colombiano, y a otros ocho militares por 130 ‘falsos positivos’ en Colombia, marcando un momento crucial en la lucha por la justicia en uno de los capítulos más sombríos del conflicto.»
La JEP imputó al general retirado por 130 ‘falsos positivos’
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) imputó este miércoles por primera vez a un excomandante del Ejército colombiano por los llamados “falsos positivos”, las ejecuciones extrajudiciales de personas inocentes.
El imputado es el general retirado Mario Montoya, que ha sido acusado junto a otros ocho militares de 130 ejecuciones extrajudiciales de jóvenes inocentes en el noroccidente del país.
La @JEP_Colombia documentó que las unidades tácticas pertenecientes a la Cuarta Brigada del Ejército Nacional asesinaron y desaparecieron forzadamente a personas en 16 municipios de Antioquia, entre ellos San Carlos, San Rafael, Granada y Cocorná.
La JEP imputó a Montoya por «asesinatos y desapariciones forzadas ilegítimamente presentados como bajas en combate por agentes del Estado
» entre 2002 y 2003 en el departamento de Antioquia, cuando era comandante de la Cuarta Brigada del Ejército.
Montoya es acusado de «mentir sobre el número de bajas, encubrir casos de extralimitación del uso de la fuerza, presionar a los miembros de las unidades militares bajo su mando para obtener bajas 'en combate', emplear un lenguaje violento que exaltaba el derramamiento de sangre y ordenar que no se reportaran capturas por considerarlas resultados operacionales indeseados
», explicó la magistrada de reconocimiento de verdad de la JEP, Catalina Díaz.
Junto a Montoya, por los mismos crímenes, la Sala de Reconocimiento de Verdad y de Responsabilidad de la JEP también imputó a los tenientes coroneles Julio Alberto Novoa Ruiz e Iván Darío Pineda Recuero, además de cuatro subtenientes, un teniente y un soldado regular, todos antiguos integrantes del Batallón de Infantería No. 4 “Jorge Eduardo Sánchez” (BAJES) y retirados del Ejército.
Montoya y los dos excomandantes del BAJES son acusados «por su posición de liderazgo
», por la presión que cada uno de ellos ejerció para que se produjeran las bajas en combate, «una práctica que se replicó a lo largo de toda la cadena de mando militar, hasta constituir el punto de partida del patrón macrocriminal de asesinatos y desapariciones forzadas presentadas ilegítimamente como bajas en combate
».
“Según el auto de la Sala, esos oficiales, mediante la articulación de órdenes genéricas y, en algunos casos, implícitas, y de medidas de diversa naturaleza, instigaron o indujeron a los ejecutores materiales, a pesar de no tener siempre contacto directo con ellos y encontrarse, por regla general, relativamente alejados del lugar de la perpetración“, consideró la sala de imputaciones.
A Montoya la JEP ―que ofrece penas alternativas a prisión por reconocimiento de verdad― le pidió que reconozca su responsabilidad a “título de autor” de haber mentido sobre los números de supuestas bajas de las extintas FARC y su encubrimiento de estos crímenes de guerra, así como por esta presión que ejerció sobre sus inferiores.
Montoya es el militar de mayor rango que ha rendido versión ante este tribunal por los “falsos positivos“, uno de los episodios más oscuros del conflicto en el que militares ofrecían trabajo a jóvenes, sobre todo de clases bajas, para llevárselos a otras partes del país y asesinarlos con el objetivo era presentarlos como guerrilleros muertos en combate y así conseguir incentivos y premios de sus superiores.
Fueron tres las modalidades encontradas por la @JEP_Colombia sobre estos asesinatos presentados como bajas en combate por miembros de la Cuarta Brigada:
Las víctimas fueron sacadas de sus casas y trabajos, y eran señaladas como guerrilleros, milicianos o auxiliadores de la guerrilla.
Engañaron personas en condiciones de vulnerabilidad socioeconómicas para ser trasladadas al lugar donde serían asesinadas y presentadas como bajas en combate.
Asesinaron y desaparecieron personas protegidas por el DIH que estaban puestas fuera de combate.
Hasta el momento, la JEP considera que en el país se produjeron 6.402 muertes o desapariciones forzosas ilegítimamente presentadas como bajas en combate en todo el territorio nacional entre 2002 y 2008″, que corresponde con el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), del que Montoya fue comandante del Ejército entre 2006 y 2008.
Con estas nuevas nueve, la JEP ha imputado hasta el momento a 62 personas por “falsos positivos” en el Caso 03, de las cuales 55 (el 89 %) han reconocido su responsabilidad. De estos nuevos 130 crímenes imputados (entre los que hay 4 niñas, 11 niños y 3 personas en condición de discapacidad) a los nueve exmilitares, 53 corresponden a 2002 y 77 a 2003.
Ahora los imputados tendrán 30 días hábiles para reconocer o rechazar los hechos, tras lo cual la JEP fijará una audiencia pública (si los reconocen) y se adoptará una resolución para que el Tribunal para la Paz imponga una sanción propia, si es el caso, que podría excluirles de ir a prisión. Si los comparecientes niegan su responsabilidad, se remitirá el caso a la Unidad de Investigación y Acusación (UIA), donde podrían enfrentar penas de prisión de hasta 20 años.
El historial de Montoya
El general Mario Montoya estuvo en servicio 40 años y fue comandante del Ejército Nacional de Colombia hasta el 4 de noviembre de 2008, bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Lideró las operaciones Orión (2002), Fénix (2008) y Jaque (2008) contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP).
Simultáneamente Human Rights Watch lo acusa de ser responsable por homicidios de civiles dentro del marco del conflicto armado colombiano.
Sobre Montoya pesan más cuestionamientos por su periodo como comandante de la Cuarta Brigada, como la operación Orión, con la que recuperó el control de la Comuna 13 de Medellín con la intervención de presuntas alianzas con las autodefensas o la masacre de Apartadó de 2005, en la que habría participado, según el exparamilitar Don Berna.
Además de los falsos positivos la JEP lo investiga por su responsabilidad en varios que ocurrieron en el norte del país mientras lideraba el Comando Conjunto Caribe, además de centenares de casos que ocurrieron entre 2006 y 2008, cuando llegó a la comandancia del Ejército Nacional por orden del entonces presidente Álvaro Uribe.
Durante su jefatura de la institución castrense, se desarrollaron dos operaciones clave para afectar a la entonces guerrilla de las FARC.
Una fue Fénix, con la que el Ejército le dio de baja al cabecilla Luis Édgar Devia, alias ‘Raúl Reyes’, y la otra fue la Operación Jaque, en la que se liberaron a 15 secuestrados, entre ellos la excandidata presidencial Íngrid Betancourt.
Montoya renunció en 2008 al Ejército luego de que Uribe apartó de su cargo a 27 militares implicados en los falsos positivos de Soacha.
Su salida le permitió acercarse otra vez a la diplomacia, pues Uribe lo envió a República Dominicana en 2009 como embajador. Ese mismo año la Fiscalía le abrió una investigación preliminar porque Don Berna declaró que en la operación Orión el Ejército y la Policía se aliaron con paramilitares.
Los líos judiciales de Mario Montoya Uribe no terminaron allí. En 2011 lo acusaron de pertenecer a la Oficina de Envigado, una banda narcotraficante y ese mismo año la Fiscalía lo interrogó por presuntamente haber participado en la falsa desmovilización del Bloque Cacica Gaitana de las FARC, un episodio en el que, según investigaciones del ente acusador, llegaron a Tolima 62 personas que fingieron ser parte de la guerrilla para actuar su desmovilización.
La Fiscalía decidió imputarle cargos en julio de 2021 por más de 104 ejecuciones extrajudiciales. Sin embargo, actualmente toda actuación de la justicia ordinaria se encuentra suspendido, en tanto la JEP es quien se encuentra procesándolo.
Montoya ha negado su responsabilidad en todo lo relacionado con desapariciones forzadas y asesinatos a civiles. En una declaración ante la Jurisdicción Especial, por ejemplo, dijo que presentaba todas las bajas como resultados de operaciones militares porque ese era su imaginario.