¿EMPRENDIMIENTO FORMAL Y GOBIERNOS LOCALES?

Por: Adriana Ortega Núñez – Administradora de Negocios, Máster en dirección de empresa y, Desarrollo local.

No es habitual, pero es necesario empezar la respuesta al titular de esta columna con otra pregunta ¿Por qué el emprendimiento formal está alejado del estilo de vida de los habitantes de municipios cordobeses como Lorica?
Abordando el tema en cuestión, es normal que muchos tengan en sus mentes que el emprendimiento o la formalización empresarial es sólo para una categoría superior de la sociedad y que las grandes empresas nacieron siendo grandes, poderosas y estables.

Si bien, es un tema muy amplio, con distintas perspectivas de aplicabilidad, una cosa hay en común y es que emprender es una decisión marcada por la motivación de salir adelante desafiando los entornos de incertidumbre, lo cual tiene un riesgo y por tal, un costo al asumirlo.

Contextualizando la idea de emprender en países emergentes, racionalizándolo específicamente a nuestra realidad palpable, en municipios cordobeses como Lorica, el emprendimiento informal es el abanderado para dinamizar la economía interna, esta práctica es la que permite que cientos de familias vulnerables tengan el acceso a la alimentación diaria.

En episodios desafortunados como el Covid-19, las personas que realizaban este tipo de actividades fueron las más afectadas, ¿por qué? Pues bien, el emprendimiento informal no es sinónimo de justicia social. En municipios desorganizados la mayoría de personas no tienen estabilidad laboral, no tienen acceso a seguridad social ni a ningún tipo de garantías que les respalde ante episodios que impliquen un cese de actividades temporal.
Desafortunadamente no es un problema que aqueja solo a municipios cordobeses, según la Organización Internacional del Trabajo, el 93% del empleo informal mundial se encuentra en las economías subdesarrolladas y emergentes. En Latinoamérica la cifra corresponde al 40% del PIB, un porcentaje bastante elevado comparado con el 25% de regiones como Europa.

Ahora bien, los gobernantes locales tienen una base de justificación, o mejor dicho un pretexto para no avanzar o no tomar acciones en mejorar estas cifras a nivel local. Tal parece que existiera un acuerdo interno para no hacer mucho en este sentido. Entonces, ¿se podría hacer algo? ¿Hay más opciones?
Una cosa es cierta en todo esto, los nuevos gobernantes están llamados a ser visionarios y vivir por encima de su realidad actual, conectando atmosferas de crecimiento que empiecen por la educación desde niños, con influencias en el bachillerato y la universidad. Pues está comprobado, que en los países con más bajos niveles académicos la informalidad es mayor.

Es un hecho que la institucionalidad tiene influencia directa en el desarrollo de los municipios, entonces, el reto sería que los gobiernos locales usen esa influencia en beneficio de la comunidad. En el caso del emprendimiento, se necesitan medidas que incentiven la creación de nuevos negocios, como la conexión de administraciones con universidades para el desarrollo de incubadoras empresariales y laboratorios emprendedores, el fortalecimiento de la economía solidaria con una armonización de la zona urbana y rural, la disminución de la burocracia, apoyo para reducción del costo de la apertura y legalización de empresas y un alivio tributario para los nuevos emprendimientos, especialmente para emprendimientos jóvenes, que promueven la creación de empleos y el aprovechamiento de la mano de obra local.

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