Por: Adriana Ortega Núñez – Administradora de Negocios, Máster en dirección de empresa y, Desarrollo local.
No quiero verme como una criticona más, pero sí quiero expresar la indignación y el inconformismo de cientos de familias que han manifestado ese sentimiento. Y es que no es para menos, quizás aquellos que no se encuentran contextualizados se les hace complejo entender la situación, entonces, te cuento un poco de que se trata.
Resulta que nuestros primero pobladores habitaron este hermoso municipio que afortunadamente está rodeado de vida, sí, de agua, ¡el agua es vida! Lorica, es un municipio del bajo Sinú bañado por la Ciénaga Grande y nuestro hermoso Río Sinú.
Hasta ahí todo en orden, sin embargo, al habitar zonas propiedad de la naturaleza, esta cada año recordando su camino, suele transitar por estos lugares que ya se encuentran habitados y los loriqueros frecuentemente nos vemos afectados en la temporada invernal, porque el aumento del cauce de las aguas del río provoca el desbordamiento en muchas zonas, causando calamidades como inundaciones a un gran porcentaje de la población.
Probablemente salgan los mismos insensatos diciendo, ¿Entonces para qué se mudaron a ese sitio? Querido amigo, desafortunadamente la implementación del POT no ha sido cuestión de siglos, es algo relativamente reciente y las administraciones no iniciaron con las mejores estrategias de ordenación territorial y armonización entre naturaleza y comunidad.
La mayor indignación de los habitantes radica en que dichas calamidades son anunciadas con anticipación, pero los gobernantes de turno sufren de miopía y astigmatismo ante la situación, o algunos consideran que los pañitos de agua tibia curan la infección.
Está claro, que no han tenido la capacidad de solventar la situaciones con acciones definitivas, la corta visión no alcanza para mirar más allá de poner sacos y arenas en algunas zonas y no se imaginan que se pueden desarrollar proyectos innovadores como los están implementando en varios países del mundo, tal es el caso de China con las ciudades esponjas o Copenhague Dinamarca, con los más de 300 proyectos ambientales para erradicar el problema de inundaciones en la ciudad.
Ya no es más de aquí, es evidente que no tenemos la capacidad de buscar soluciones a largo plazo, pues entonces busquemos por fuera, en el mundo, donde sí hay personas que pueden ayudar.
Mientras tanto la zona rural y todos los barrios céntricos de Lorica seguiremos inundados, viviendo con el agua en nuestras casas, familias perdiendo todo sin recibir ningún tipo de ayuda y, aquellos que deberían tener las botas puestas buscando soluciones continúan de espectadores desde la valla.
En definitiva, es el momento de despertar y no solo involucrarse sino, comprometerse con un verdadero Desarrollo Sostenible. El hombre y la naturaleza no son enemigos, al contrario, nuestra tarea es preservarnos.
La última gran inundación fue en el año 2010, y hasta la fecha han transcurrido 12 años y con ellos 4 administraciones municipales que no hicieron ni han hecho ni una sola obra de control, ni monitoreo de aguas en épocas invernales. Desde la zona céntrica de Lorica hasta aguas arriba del río Sinú no existe boca alguna mecanizada, evidencia del interés por mejorar las condiciones de vida del pueblo. Falta empatía y sentido de pertenencia para con Lorica por parte de los administradores que son elegidos, y es aquí donde el pueblo debe iniciar a exigir.