Los habitantes de Bojayá, un pueblo ribereño enclavado en la exuberante selva del departamento colombiano del Chocó, conmemorarán este lunes 20 años de una de las masacres más cruentas del conflicto armado, en la que murieron al menos 86 personas aunque otras cifras hablan de 119 asesinados y decenas de heridos.
La matanza ocurrió el 2 de mayo de 2002 cuando la guerrilla de las Farc lanzó un cilindro bomba contra las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y el explosivo cayó en la iglesia donde se había refugiado parte del pueblo, un hecho que causó mucho dolor y que los habitantes de esta localidad temen que se repita.
Sin embargo y pese a la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc en noviembre de 2016, la violencia persiste en esta remota localidad en la que hacen presencia la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las paramilitares Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), conocidas también como ‘Clan del Golfo’.
CRISIS DE DD.HH.
El Sistema Integral para la Paz, la Iglesia Católica del Chocó, la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) alertan que hoy Bojayá sigue viviendo violaciones de derechos humanos.
Estos organismos señalan que la población denuncia que persisten «homicidios, amenazas de muerte, ataques, reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes, desplazamientos forzados, confinamientos, restricciones a la movilidad y desapariciones forzadas, entre otras violaciones».
Para atender la situación, estas instituciones y organizaciones urgen la «presencia integral» del Estado; la reparación colectiva; la implementación «plena» del acuerdo de paz; «la garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de la población; la búsqueda de las personas desaparecidas», y «el desmantelamiento de los grupos armados no estatales».
«Expresamos nuestra solidaridad a las víctimas de la violencia en el Chocó y nos comprometemos a seguir trabajando en el territorio para que cese la violencia y se proteja la vida», agregaron en un comunicado.
RECUERDO DE LOS FAMILIARES Y AMIGOS
Los actos para recordar a los fallecidos comienzan este domingo con la entrega de un informe sobre lo ocurrido a los familiares de las víctimas y con una procesión nocturna por las calles del nuevo Bellavista, la cabecera municipal, con el «Cristo Mutilado», como se le conoce al Cristo de Bojayá que perdió piernas y brazos en la explosión.
También serán lanzados globos en memoria de las víctimas y en el auditorio del municipio serán presentadas durante la noche obras de teatro y la película «Cantos que inundan el río», un documental de 2021 del director Germán Arango que cuenta la historia de la alabaora (cantaora del pacífico) Oneida y trata de reflejar a partir de ella la realidad que vive Bojayá tras la firma del acuerdo de paz.
Mañana, los pobladores de Bojayá harán una peregrinación desde el pueblo nuevo, construido tras la masacre, hacia Bellavista Viejo, cuyas ruinas, irónicamente, resisten el paso del tiempo y son el recuerdo de todo lo que ocurrió el fatídico 2 de mayo de 2002.
Ese día se hará una eucaristía y parte de las conmemoraciones culminarán con el coloquio «Bojayá y Chocó, conmemorando 20 años entre la guerra y el olvido», en el que participarán víctimas, organizaciones sociales, la ONU y diplomáticos, entre otros.
Según el Gobierno, en Bojayá hay 38.024 víctimas del conflicto armado, de las cuales 8.025 son sujetos de atención directa principalmente por desplazamiento forzado (69,9 %), confinamiento (21,6 %) y amenazas (2,3 %), lo cual demuestra que hoy, lejos de superar el temor por lo ocurrido hace 20 años, los habitantes de este municipio temen que se repita.