Los combates en el estado fronterizo de Apure ya cumplen quince días y la información todavía es difusa. Mientras las autoridades venezolanas hablan de enfrentamientos con grupos irregulares colombianos, algunos de los cerca de 5.000 desplazados que huyeron hacia Colombia sostienen que las autoridades le dispararon a civiles y los hicieron pasar por guerrilleros. La violencia continúa entre ambos países.
En las últimas dos semanas, las autoridades venezolanas han sostenido que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se está enfrentando a «grupos irregulares armados colombianos», en palabras del ministro de Defensa Vladimir Padrino López, del 27 de marzo. Pero no precisan cuál es la organización que están combatiendo ni dan más detalles del operativo.
Algunos de los pocos detalles que se han conocido son los que dio el Ministerio de Defensa. En un comunicado, asegura que la fuerza pública ha detenido a 31 personas, ha destruido nueve campamentos y ha desactivado seis artefactos explosivos. También habla de nueve «terroristas neutralizados», que haría alusión a los combatientes muertos. Además, cuatro militares venezolanos habrían perdido la vida.
En las imágenes que ha difundido el ministro venezolano Padrino López se ve que las autoridades están usando tanques de guerra. El funcionario asegura que los grupos ilegales que combaten están usando minas antipersona, «esta vez, con el apoyo logístico del vecino país (Colombia)».
Y es que una de las lógicas que prima desde Venezuela es que Colombia es responsable por no controlar a los grupos ilegales e incluso afirman que los «narcoterroristas» realmente están en territorio nacional porque «ejecutan planes imperiales contra Venezuela», como lo dijo la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Los únicos indicios que existen desde la oficialidad venezolana sobre cuál puede ser el grupo que enfrentan las fuerzas militares son los que se han conocido a través de algunas imágenes compartidas en redes sociales, como las fotografías que publicó el almirante en jefe Remigio Ceballos, comandante de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. En ellas se alcanza a ver algunos uniformes incautados, con los escudos de la antigua guerrilla colombiana de las FARC.
Desde Colombia, entidades como la Procuraduría precisan que los enfrentamientos en Apure son contra las disidencias de ese grupo guerrillero que se separaron del Acuerdo de Paz firmado en 2016. Esto coincide con el reporte de 2020 que hizo Human Rights Watch sobre la violencia en el departamento colombiano de Arauca y el estado venezolano de Apure. Según el organismo internacional, en la zona fronteriza están los grupos ilegales colombianos de la guerrilla del ELN y el frente décimo de la disidencia de las FARC. Además, está la guerrilla venezolana de las Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional que, según HRW, «tiene una estrecha relación con las autoridades venezolanas en Apure».
Pero aun así, hay un manto de dudas sobre las operaciones que están realizando los militares venezolanos.
«No podía quedarme porque nos están matando»
Un puñado de los cerca de 5.000 desplazados venezolanos que han llegado a Colombia desde el 21 de marzo, cuando comenzaron los enfrentamientos, denuncian que las autoridades venezolanas mataron a civiles y los hicieron pasar por guerrilleros.
Cuando Emir Ramírez ya estaba en Colombia, un conocido le mostró unas fotografías que lo dejaron helado. En ellas se veían los cuerpos de su padre Emilio (de 42 años), su madre Luzdary (40), su hermano Uriel (17) y su tío Yanfran (22), vestidos de verde militar y armados. A diferencia de Emir, ellos no alcanzaron a salir de Venezuela.
«La primera foto que yo veo es la de mi mamá, con una pistola al lado tirada en el piso. Con unas botas… ¡Por favor!, unas botas (dizque) de guerrillera», le explicó Emir a la agencia AFP. También vio a su padre con un pantalón verde y unas botas, y a su hermano junto a una granada. «¡No eran guerrilleros (…) Eran las personas más humildes del mundo!», insiste Emir y se pregunta reiteradamente por qué los mataron.
Emir no es el único que cuenta que eso está ocurriendo. José Castillo, otro venezolano que se desplazó a Colombia, le indicó a la agencia Reuters que algunos de sus vecinos que se quedaron «fueron asesinados, y les pusieron uniformes del ejército venezolano y los hicieron parecer guerrilleros». «No podía quedarme porque nos están matando», afirmó José.
La ONG venezolana Fundaredes ha recogido varios testimonios similares y por eso su director, Javier Tarazona, sostiene que las fuerzas armadas venezolanas ejecutaron con tiros de gracia a civiles y los hicieron pasar por ‘falsos positivos’, como se les llama coloquialmente a las ejecuciones extrajudiciales que cometieron militares colombianos contra civiles y que luego ocultaron haciéndolos pasar por guerrilleros. Tarazona le dijo al medio colombiano La Opinión que eso mismo está sucediendo ahora con las autoridades venezolanas.
Ninguna entidad internacional lo ha comprobado. La única que ha denunciando posibles extralimitaciones es Human Rights Watch. El director ejecutivo para América de la organización, José Miguel Vivanco, advirtió que HRW ha «recibido denuncias creíbles de abusos por parte de las fuerzas de seguridad venezolana en contra de la población de Apure que huyó hacia Arauca, Colombia». Pero no precisó qué tipo de denuncias.
Por su parte, tanto desplazados como Fundaredes, han asegurado que los militares venezolanos bombardearon escuelas y casas de civiles, y que en algunas de ellas entraron para saquearlas.
«Hay mucho gobierno venezolano y le tenemos miedo, porque a veces maltrata demasiado fuerte al civil, entonces nosotros no vamos a pagar por las demás personas. Las fuerzas aéreas están bombardeando las veredas», denunció Gladys Rojas, de 49 años.
«Son grupos ilegales los que usan a los civiles de escudo»
El Gobierno del presidente Nicolás Maduro no ha respondido puntualmente a esta clase de señalamientos, pero todos los pronunciamientos oficiales y de altos funcionarios en sus redes sociales personales apuntan a que todo es una estrategia de los ilegales que combaten.
«Al verse derrotados, estos grupos armados han utilizado a la población como escudo humano para huir a Colombia, donde no son perseguidos, pues cuentan con la tolerancia y protección de las autoridades de ese país», señaló un comunicado compartido por Jorge Arreaza, el ministro de Relaciones Exteriores.
Freddy Ñáñez, viceministro de Comunicación, Cultura y Turismo, siguió la misma línea al decir que las organizaciones están utilizando a los ciudadanos «de escudo», pero fue más allá y compartió mensajes que decían todo se trataba de una «operación psicológica y mediática». Esto en referencia a los mensajes que han circulado en WhatsApp divulgando que algunos civiles le pedirán al Ejército venezolano que no los maten.
El discurso oficial se ha concentrado en los venezolanos que están regresando a su país de origen. El Ministerio de Defensa incluso precisó en un comunicado que eso ocurre mientras «se observa cómo los operadores de la canalla mediática despliegan sus sucias manipulaciones para atizar la violencia en el Alto Apure”» Porque lo que varios desplazados denuncian como ‘falsos positivos’, para algunos funcionarios venezolanos es una artimaña más del imperio.
Cerca de 5.000 desplazados
Aunque todavía no se sabe a ciencia cierta qué está ocurriendo en Apure ni contra quiénes son los combates ni qué los motivaron, las consecuencias humanitarias han sido desastrosas. Organizaciones como la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y el Consejo Noruego para Refugiados calculan que más de 4.700 venezolanos cruzaron el río Arauca, que marca la frontera binacional.
La mayoría de los desplazados llegaron a 19 albergues temporales que se instalaron en el municipio colombiano de Arauquita, pero allí los alimentos son escasos y no cuentan con los elementos de higiene necesarios. La situación se agrava más al tener en cuenta que cuatro de cada diez desplazados son menores de edad, según el Consejo Noruego para Refugiados.
Lo que viven los venezolanos no es mejor del otro lado de la frontera. En efecto, muchos ya volvieron a su país de origen y OCHA precisa que esto ha ocurrido desde el 27 de marzo. Pero no todos regresaron con la intención de quedarse. El mismo organismo informó que algunos volvieron a Apure para recoger lo que habían dejado en sus casas en el momento en el que huyeron, y a unos cuantos los mataron al regresar. «Fuentes locales afirman que cuatro personas que regresaron a La Victoria a salvaguardar sus bienes y enseres habrían sido asesinadas», advirtió el organismo internacional.
Después de dos semanas de combates, la violencia no cesa en territorio venezolano al punto que muchos organismos humanitarios tuvieron que parar sus actividades en la zona, como lo dijo OCHA en su reporte del 31 de marzo. Dominika Arseniuk, directora del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) en Colombia, también señaló que la violencia en el estado de Apure continúa.
«Las personas con las que hemos hablado están aterrorizadas y temen por sus vidas», precisó Arseniuk en un comunicado de la organización. Y mientras muchos venezolanos continúan con estos temores, la crisis humanitaria sigue sin saber con certeza qué está ocurriendo en los combates.