Por: Eduardo Padilla Hernández – Magister en derecho
¿Causas de la desnutrición en la infancia colombiana?
La escasez de servicios de saneamiento básico y agua potable en distintos grados en los 1.076 municipios que conforman la geografía del país se relaciona directamente a variados índices de desnutrición infantil que muestran en las unidades administrativas territoriales.
Según consideraciones de la ciencia médica un niño que padece desnutrición antes de los dos años de edad en su edad adulta su coeficiente intelectual se reduciría en unos 14 puntos, una limitación que le acompañará toda la vida.
La economista Ana María Ibáñez, asesora principal de la Vicepresidencia de Sectores y Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), resalta la importancia de conocer esa situación ante la escasez de datos al respecto en América Latina.
La mencionada asesora del BID evita mencionar que la imposición de la política de «apertura» económica y privatizaciones impuesta por el denominado «Consenso de Washington» profundizó desde los años de 1990 el hambre y la miseria en América Latina.
La política de «apertura» económica favoreció desde 1990 a la fecha a los Estados Unidos de Norteamérica el porcentaje de su balanza comercial mientras ésta disminuye en detrimento de los países de América Latina.
Esa política de «apertura» favorable para la primera economía del mundo, EEUU, cuando sus excedentes de alimentos inundaron los mercados internos de los países de la América Latina, por ejemplo, cuya política de exportaciones significa un rotundo fracaso.
¿Colombia avanzaría hacia una hambruna?
La pequeña y mediana industria se quiebra ante la competencia de mercancías extranjeras de las principales economías del mundo, deteriorando la industria de calzado, textil y otras que significó pérdida de puestos de trabajo e ingresos en dinero de empresarios.
La producción rural colombiana también la deterioró esa política de «apertura» económica, pues pasó de importar un millón de alimentos en el año de 1990 a importar más de 14 millones de toneladas de alimentos en 2020.
Esas importaciones masivas de alimentos arrasan parte de la producción campesina, agroindustrial y ganadera, donde destacamos que las empresas procesadoras de lácteos por costos priorizan el uso de la leche en polvo importada sobre la producción nacional de leche.
Las restricciones de carga por carreteras días feriados y domingos obligan a dejar de recoger alimentos perecederos de consumo diario en los campos, reemplazados con la importación de alimentos deshidratados, pre-cocidos u otros procesamientos técnicos de conservación de éstos.
Algunos campesinos y empresarios ganaderos han sustituido su actividad ganadera por otras más rentables y menos riesgosas, ocasionada por una crisis impuesta por restricciones de la política pública rural colombiana que atenta ascendentemente contra los intereses de la producción nacional.
La dependencia alimentaria de las importaciones de alimentos que deletérea la producción rural en general disminuye la capacidad de compra per cápita en el país, al punto que cerca de dos millones de personas consumen menos de tres comidas diarias.
Bogotá tiene 16,2% (1’300.000 personas) de desnutrición crónica en menores de 5 años (Secretaría Distrital de Salud, 2019); Medellín, 7,4% (200.000 personas–Secretaría de Salud de Medellín, 2019) y Manizales, 13,1% (60.000 personas–Secretaría de Salud Pública municipal, 2019)
El Estado aumentó restricciones a la producción y comercio nacional por efecto de la pandemia, lo cual ha incrementado el número de «Trapos Rojos», símbolo de viviendas donde vive con el temor de agudización de la hambruna vivida nacionalmente.
Encuesta Nacional de Situación Nutricional –ENSIN 2015, con datos 2013-2014 se usa en estudios de 2021, es decir, datos desactualizados en ocho años, y a las crisis económicas y crisis sanitaria se suma la crisis estadística en el país.
Se agudiza la problemática con el tiempo
– Proveer a la población servicios básicos –saneamiento, agua potable o segura– en la Guajira[3] dónde la explotación carbonífera desvió el río Rancherías dejando sin agua a vastos sectores de la población Wayuu que ve empeorar su situación a diario.
El Estado colombiano ha expresado en todas las negociaciones con grupos insurgentes, en la Comisión de Concertación Laboral, Mesas de Trabajo con los Gremios de la Producción que la política pública de desarrollo del país es «un inamovible»
La política de crecimiento vía exportaciones, en lo fundamental, de productos mineros y otros del subsuelo es y será la fuente principal de ingresos del país, mientras el mercado interno se sigue abriendo vía TLC al mercado trasnacional de consumo.
En enero de 2021 la cifra de desempleo del 17,3% en el total nacional, lo que significó un aumento de 4,3 puntos porcentuales respecto a enero (13%) de 2020 y según estadísticas oficiales el trabajo informal bordea el 50%
Se presentan ciudades con un desempleo superiores al 20 %: Quibdó; Neiva; e Ibagué, y con un desempleo inferior al 15%: Cartagena; Barranquilla; y Pasto, a su vez nos da el promedio de desempleo en el país: 15,9%
La información anterior se traduce en que dos millones de personas viven bajo la línea de pobreza y más de 800 mil viven en la indigencia, donde solo consumen dos o una vez alimentos en el día.
Con la pandemia la situación se ha agravado porque de un lado el aparato productivo del país disminuyó su ritmo y de otra se incrementaron las importaciones de alimentos dejando quiebras a productores paperos, lecheros, arroceros y otros alimentos.
Los bonos a las personas poco llegan y la devolución del IVA solo se otorga a través de cuentas bancarias, lo cual deja excluida vastos sectores de la población de esa devolución, mientras aumenta el hambre, miseria ininterrumpida e irremediablemente.
El problema de las hambrunas en lo fundamental es que hay cerca de un millón de personas condenadas a morir de hambrunas ante la situación inamovible del modelo de desarrollo impuesto a Colombia desde el FMI y BM.
Salidas a tomar:
- Organizar la producción campesina es una opción para superar la hambruna que se cierne sobre millones de personas en Colombia en medio de la pandemia y esa salida es la producción limpia en las zonas de economía campesina
- Recobrar el curso de los ríos en la Guajira, el Tolima, el Cauca y los otros departamentos donde la producción minera se apropia de ese líquido de manera indolente y legalizado por las autoridades ambientales colombianas
- Avanzar con la idea de ir día a día por la defensa de la integridad física humana y del medio ambiente, y evitar así agotar las fuentes de agua
Excelente artículo en del doctor Padilla.