Desde su elección como senador, Julio Chagüi ha dejado de lado las bases populares que lo llevaron al cargo. Su pueblo, olvidado en la vorágine de opulencia y viajes desmedidos fuera del país, se pregunta si realmente representa a quienes lo eligieron. La distancia entre el senador y su comunidad es evidente, y su vida lujosa que a diario ostenta en sus redes sociales contrasta con la realidad de quienes confiaron en él.
La campaña de Julio Chagüi al senado estuvo llena de fotografías en sitios y con gremios populares, en mercados públicos de Córdoba, junto con vendedores ambulantes, con el gremio de mototaxistas, entre otros, encontrando una y otra pose que pudiera vender esa imagen de un futuro senador doliente de las necesidades de su tierra. Después de ser elegido las fotos con los sectores populares cambiaron por la de viajes exclusivos en primera clase, islas, y un sinnúmero de post del viejo continente; donde la Francia que visita ahora no es la que vende pescado en Cereté, sino la imponente ciudad europea, además de Italia, España y muchos paises que hoy son el destino favorito de Chagüi.
EN CAMPAÑA, AH PERO LEGISLANDO
Pero no solo es la desconexión geográfica, sino también legislativa. La escasa y pobre labor del congresista deja mucho que desear. ¿Dónde está la representación de la voluntad del pueblo en sus acciones? Parece que el senador olvidó que su papel es ser la voz de quienes lo eligieron, priorizando sus intereses personales en lugar de cumplir con su deber legislativo.
Se rumora que Chagüi no buscará la reelección, y algunos interpretan esto como el reconocimiento de su falta de conexión con la comunidad. La gente se pregunta si alguna vez existió una verdadera intención de servir al pueblo o si solo se trató de aprovecharse siendo amable momentáneamente.
En resumen, Julio Chagüi, desde su elección, ha perdido la conexión con las bases que lo llevaron al poder. Su vida de opulencia y viajes excesivos, junto con su deficiente desempeño legislativo, cuestionan su compromiso real con la comunidad. ¿Será este el fin de la era Chagüi, o una oportunidad para un nuevo liderazgo que realmente represente a la gente?