CLAUDIA LÓPEZ: ‘PRESIDENTE, BOGOTÁ NO SE MERECE ESE MALTRATO NI ESE CHANTAJE’

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, da su primera entrevista para responder a las amenazas del Gobierno Nacional contra el metro y las demás obras de movilidad para la ciudad. 

«Bogotá apoyó el anhelo de cambio que representa el presidente Petro; él no puede decirle a su ciudad, que lo eligió, que la va a dejar sin plata si no se hace su voluntad», reclama.

Pues empecemos con esa pregunta…

Claro que va a haber metro. Tendremos la primera línea en el 2028. A diferencia del pasado, ya no tenemos dibujos, sino un contrato financiado. Sabemos que cuesta 22,3 billones de pesos. Hay 4.200 colombianos trabajando en ello todos los días. Ya compramos casi la totalidad de los 1.427 predios que se necesitan para hacer las estaciones.

Pero el presidente Gustavo Petro y su ministro de Transporte, Reyes, amenazaron con pararlo si no cambia el diseño contratado. ¿Usted cree que Petro la está saboteando?

Creo que está poniendo en riesgo el proyecto más importante de Colombia. De ser así, comete un error. Este proyecto no es de Claudia, o de Peñalosa, o de Petro, sino de los bogotanos, con cuyos impuestos se paga. Cierto que la primera línea del metro la contrató Enrique Peñalosa, yo hubiera preferido que fuera subterránea.

Pero así es la democracia, él ganó legítimamente, consiguió la plata, que no era poquita. Cumplió los diez requisitos de viabilidad técnica que exigen el Gobierno Nacional y la banca multilateral. Hizo una licitación pública, transparente, donde participaron más de tres contratistas internacionales, uno se lo ganó y hoy lo está ejecutando.

Y usted tenía que respetar eso…

Es que los contratos son ley para las partes, usted lo sabe bien, aunque sea cierto que el diseño subterráneo podría haber optimizado mejor el urbanismo. En la autopista Norte no importa, porque de paramento a paramento hay más de cien metros. El tramo del centro sí es un poquito angosto, y va a tocar hacer revitalización urbana.

Tengo entendido que el presidente Petro se la saltó a usted para ir a preguntarle directamente al contratista si era viable jurídicamente cambiar el contrato para enterrar algún tramo…

Es cierto que el Presidente fue a hacerles la pregunta directamente. Cuando supe, yo le dije: Presi, como ese contratista es de la Alcaldía, si usted tiene alguna inquietud, con mucho gusto se la atiendo, porque usted es el Presidente. Pero aquí el problema no son las vanidades.

¿Qué contestó el contratista?

El consorcio chino analizó cinco opciones y lo dijo con toda claridad: no es jurídicamente viable cambiar el objeto del contrato. Que es muy concreto, y dice: constrúyanse 24 kilómetros de viaducto por estas calles… ¿Con qué argumento lo cambiamos? ¿Con el de que al Presidente no le gusta?

Le repito la pregunta del principio: ¿vamos a tener metro?

No es factible ni jurídica ni financieramente modificar el contrato. Implicaría una adición superior al 50 %, lo que está legalmente prohibido. Lo que le proponemos es que podrían adicionarse tres estaciones subterráneas, para que el metro no pare en la 72, sino que vaya hasta la 100, donde se conectaría con la alimentadora de la 68, que estamos construyendo, y con el Regiotram del Norte. Eso permitiría llevarle 20.000 pasajeros adicionales a la primera línea del metro.

El problema es que a usted le queda un año, y al Presidente, tres y medio…

Pero esto no es un virreinato presidencial. Es una democracia y un Estado de derecho.

También dependerá de la voluntad y del respeto por el contrato de quien la vaya suceder a usted…

Lo escogerán los bogotanos… Yo ya pasé por esa película, esto es como un déjà vu. En el 2019, en campaña, yo dije, con todas las letras: si contratan el metro, yo cumplo el contrato. Bogotá no se merece sesenta años de peleas políticas. Por primera vez vamos en 18 % de avance. No debemos parar; si acaso, ampliar.

En estos tres años, a pesar de la pandemia, conseguí con el gobierno anterior 35 billones de pesos adicionales para hacer más metro, 15 kilómetros más, para una segunda línea que va hasta Engativá y Suba, y dos millones y medio más de colombianos se beneficiarán.

También estamos construyendo, con el gobernador de Cundinamarca, el primer tren eléctrico de cercanías de Colombia, que viene desde Faca, Funza, Mosquera, Madrid, pasa por Fontibón y llega hasta el centro de Bogotá a conectarse en la 26 con Caracas con la primera línea del metro, que es el Regiotram de Occidente. Cuarenta y cinco kilómetros casi de tren.

Mientras hacemos esta entrevista, está la licitación abierta para contratar el segundo cable de Bogotá, que va a ser en San Cristóbal.

¿Qué ha logrado para desembotellar las salidas de Bogotá?

Logré que pararan un atraco a los bogotanos: el de los peajes. Por cualquier salida, por la 13, por la 80, por la autopista Norte, por la que sea, tenemos que pagar peaje y nunca nos habían devuelto un peso; con esa plata se hacían vías en Cundinamarca, en Córdoba, en cualquier parte de Colombia, menos en Bogotá. Era un abuso.

Logré acordar con el gobierno anterior que nos devuelvan aunque sea el 35 % del peaje que pagamos los bogotanos. Y ya está contratada, con esa plata, la ampliación de la autopista Norte, para que se merezca el nombre de autopista, a diez carriles; la ampliación de la carrera 7.ª a cuatro carriles; la construcción de una nueva autopista Sur, porque a la que está no le cabe ni un tinto; la ALO Sur, desde Chuzacá hasta la calle 13. Y también se hará una autopista de diez carriles en la calle 13. Todo eso ya está contratado y en ejecución.

¿Le reconoce algo al alcalde Peñalosa, que dejó una cantidad de contratos ya marchando?

Terminé 11 colegios que había dejado Enrique, contraté 25 más. El próximo alcalde o alcaldesa los entregará. La segunda línea del metro, el próximo alcalde la va a tener que avanzar. Pero será el alcalde por allá del 2032 el que la va a entregar. Antanas Mockus tiene una frase muy linda: gobernar es como adoptar con amor hijos ajenos.

Como el período es tan corto, 4 años, los alcaldes siempre terminamos obras que el anterior dejó contratadas, empezamos y terminamos otras, y empezamos otras para que las inaugure el siguiente.

El presidente Petro ha dicho que este metro es “una chambonada y un esperpento del cual no voy a ser cómplice”. ¿Usted cree que es posible que si no cambian el diseño, como él quiere, la Nación no pague la plata que ya ofreció?

Pues el ministro de Transporte, por instrucciones del Presidente, les hizo esa amenaza a los bogotanos. Y que dejaría a Suba y Engativá sin la segunda línea del metro. A Fontibón y Cundinamarca, sin la calle 13. A Usaquén y Chapinero, sin la autopista Norte y la 7.ª.

¿Y usted va a dejar que le paren todo eso?

Espero que solo haya sido un momento de exaltación. Invito al Gobierno Nacional a recapacitar. Bogotá apoyó el anhelo de cambio que representa el Presidente, para que ahora él le diga a su ciudad, que lo eligió, que la va a dejar sin plata si no se hace su voluntad.

Petro dice que las futuras generaciones le van a cobrar ese metro que estamos construyendo…

No, lo que le van a cobrar es parar el metro de Bogotá, cuando ya está contratado y financiado.

Pero entonces, honestamente, ¿sí cree que existe esa amenaza?

Pues, claramente, una amenaza y un chantaje del ministro de Transporte existen. Espero que se supere este momento de calentura y que el Presidente respete a Bogotá, y la trate con el afecto y el respeto con el que lo ha tratado a él.

Háblele a través de esta entrevista al Presidente…

Presidente, Bogotá no se merece ese maltrato, esa amenaza ni ese chantaje. El presidente Santos le dejó a Bogotá la financiación de la primera línea del metro y del Regiotram de Occidente. El presidente Duque le dejó a Bogotá la financiación de la segunda línea del metro, que va a ser subterránea, hacia Suba y Engativá. Y, además, la plata para ampliar cuatro entradas y salidas de la ciudad.

Lo que espera Bogotá-región del presidente Petro es que le deje la financiación de la tercera línea del metro, no que pare la primera. Ni que esté chantajeando a toda la ciudad con dejarla sin obras.

Cambiando de tema, casi nadie ha logrado entender qué diablos es lo que usted va a hacer por la carrera 7.ª. ¿Cómo puede ser posible que hoy uno se demore, de la 109 a la 90, casi una hora?

Resulta que hay tres séptimas. De la 200 a la 100 hay una 7.ª ancha, de más de cien metros de paramento. Y de la 99, digámoslo a la 32, la 7.ª pasa a medir la mitad…

Más la salida por la Circunvalar, que es el desastre…

Esto es como el título de la película: ‘Alguien tiene que ceder’, porque lo que viene en cien metros no cabe en cincuenta.

¿Entonces, qué es el corredor verde?

El corredor verde de la 7.ª es arreglar la Circunvalar, la 7.ª y la 11, para que todos tengan mayor velocidad, menos conflictos y menos siniestralidad. Toca hacer las tres cosas al tiempo. El que va para el centro, que en la 100 coja para la Circunvalar, y les quitaremos los semáforos de la 94, de la 92 y de la 85.

La Circunvalar se tomará por un puente que construiremos en la 92; el que viene para Chapinero, que en la 100 baje a la 11, de donde sacaremos la mitad de los buses que hoy van por ahí, y les daremos a los carros otro carril, de manera que habrá cuatro de norte a sur, hoy solo hay tres mixtos; para que luego suba a la 7.ª por donde necesite. Los peatones tendrán casi el triple de espacio público, andenes y arborización.

¿Y qué hará con los ciclistas y el transporte público?

Los ciclistas seguirán teniendo su ciclocarril, pero ya no en el centro sino a los lados. Y el transporte público tendrá carril exclusivo y buses eléctricos. Todos vamos a ir mejor. Es, después del metro, la obra más importante de movilidad que tiene Bogotá.

¿Y eso cuándo arranca?

A finales de este año arranca la obra, porque la licitación empieza en marzo, la adjudicación la hacemos en junio, y la obra se termina en el 2026. Entonces, ¿por qué a mí me duele, como a todos los bogotanos, que nos amenacen, que nos intimiden? Porque le voy a contar lo que ya tiene plata y está, o contratado o en proceso de contratación: la calle 13 ya tiene plata, en el 2026 se termina.

El corredor verde de la 7.ª ya tiene plata, en el 2026 se termina. La ampliación de la carrera 7.ª ya tiene plata y está contratada, se termina en el 2027. La ampliación de la autopista Norte ya tiene plata y está contratada, se termina en el 2028, es una obra un poquito más compleja. La construcción de la ALO Sur ya tiene plata, está contratada, se termina en el 2027.

La primera línea del metro ya tiene plata y está contratada, y tiene 18 % de avance; si la seguimos haciendo, termina en el 2028; si la paran ahorita, se demora seis años, termina en el 2035. Y la segunda línea del metro, si la contratamos este año, como está previsto y está la plata ya disponible, estará rodando en el 2032. Estas son obras grandes, que se debieron hacer en los últimos cincuenta años, y no se hicieron. Por eso estamos tan trancados.

Por esta explicación vemos que será muy importante quién se convierta en su sucesor. ¿A usted le gustaría que fuera, por ejemplo, Gustavo Bolívar?

(Sonriendo) Si le contesto eso, me tumban mañana por participación en política.

Pero usted puede opinar sobre el perfil de quien le gustaría que la sucediera…

Creo que después de las muy desafortunadas amenazas de esta semana, ha quedado claro que el que sea el candidato del Pacto Histórico va a tener esa orden: parar el metro, parar las obras y parar a Bogotá. Eso es doloroso y una falta de respeto con los bogotanos. Por eso, los bogotanos van a tener que escuchar con mucha atención las propuestas de sus candidatos.

Entonces, posiblemente su sucesor tiene que ser de su escuela…

Pues es posible que haya candidatos en ambas vertientes. Los que quieren parar y obstruir y los que quieren hacer y avanzar. Francamente, y se lo dije al Presidente, yo prefiero lo segundo, pero además le dije: Presidente, permítame por dos minutos hablarle, pero no como alcaldesa, sino como su aliada; yo voté por usted, mi partido hace parte de su coalición, yo quiero que le vaya bien, Presidente.

Déjeme darle una opinión política: creo que se está equivocando, creo que amenazar y maltratar a Bogotá no es lo que Bogotá espera de usted, nadie va a entender eso. Parar el metro es un riesgo, Presidente, por ahí ya pasamos.

En el 2019 esa fue la campaña. Holman Morris era su candidato, y toda la campaña dijo: yo paro ese esperpento de metro de Peñalosa y hago uno subterráneo. Holman Morris sacó 400.000 votos, Presidente, y los que propusimos hacer el metro y hacer más metro sacamos dos millones y medio de votos. O sea, es un error político, esa opción ya perdió en el 2019 y va a volver a perder en el 2023.

¿Y entre esos que podrían continuar la obra, tiene a alguien en mente?

Yo soy del Verde, tengo muy buenos amigos a los que conozco, a los que quiero, que son talentosos… Por ejemplo, Luis Ernesto Gómez, pues fue mi amigo, fue mi coequipero, sé que no le haría daño a Bogotá. Carlos Amaya, gran líder, se lució en la campaña presidencial, es un hombre maravilloso, de origen campesino, un gran gobernador de Boyacá, porque es un tipo chévere, pilo, echado para adelante, hecho a pulso.

Entonces, más que como candidatos, hablo de la gente que conozco. Guillermo Alfonso Jaramillo, por ejemplo, que no es de mi partido, gran tipo, un tipo con canas, con experiencia, que fue secretario de Salud y de Gobierno de Bogotá, alcalde de Ibagué, o sea, no es un principiante. Ahí le menciono personas que conozco y sé que no pararán el desarrollo de Bogotá.

¿Galán o Lara?

A ambos los conozco, son personas decentes, bienintencionadas. Con Rodrigo estuve en el Congreso; nunca ha tenido un cargo ejecutivo, pero no creo que su propósito sea parar el metro. Sí he oído a Lara decir que pararía el corredor verde de la 7.ª; lo he oído diciendo que le parece bien que se pare la primera línea del metro, lo que me sorprende. Eso no es lo que quiere Bogotá. Y habrá que ver qué dice Galán. Pero, con la excepción de Samuel Moreno, Bogotá ha tenido extraordinarios alcaldes.

Todos con aciertos y errores, nadie es perfecto, pero todos le han dejado algo extraordinario a Bogotá, a la cultura ciudadana; más colegios, la lucha contra el hambre; TransMilenio en su momento fue un gran invento, era mucho mejor que la guerra del centavo; la cosa se empezó a enredar cuando no hicimos el metro y creímos que bastaba con TransMilenio, ese fue un error. Pero bueno, ya Bogotá decidió enmendar ese error.

Con la excepción de Samuel Moreno, Bogotá no ha tenido alcaldes corruptos, ni malas personas ni destructores. Hay que mantener eso. Bogotá ha tenido alcaldes muy distintos, pero que añaden, y no dañan. Peñalosa era muy diferente de Mockus, pero añadió sin dañar. Lucho era superdistinto de Peñalosa, pero añadió sin dañar, y a Bogotá le fue muy bien. En cambio, cuando estuvo la corrupción, pues la desgracia.

Pero después, con Petro y Peñalosa lo que hubo fue una pelea de egos. Mi propuesta en el 2019 fue: vamos a sacar a Bogotá de esa pelotera. Pero a mí no me eligieron para que le quitara a Bogotá su metro.

Bogotá la eligió. ¿Ahora aspirará a que el país la elija? Se lo pregunto porque ese video de lo de la Cidenal no salió bien, porque parece como una caricatura de nuestras Fuerzas Armadas…

Lo de Cidenal es como una especialización de un año sobre defensa y seguridad nacional. Me dedico a la academia, he hecho una maestría, un doctorado, he publicado tres o cuatro libros, entre esos mi tesis de doctorado. Ahora hago esa especialización porque me apasiona entender el tema.

Pero ¿esa especialización implicaba hacer ese ‘show’, que caricaturiza a nuestras Fuerzas Militares?

El que tuvo el ánimo de caricaturizarlo fue el que filtró el video. Esta es la edición cincuenta del Cidenal, nunca se había filtrado nada. ¿Por qué justo se filtra un video mío? Seguramente alguien quería hacerme daño, y en parte lo ha hecho, porque queda como una caricatura.

El Cidenal es un curso que tiene clases teóricas y prácticas. Y una de esas clases prácticas es ir a Tolemaida y vivir tres días como vive un soldado de Colombia; dormir donde duerme, como duerme, a la intemperie, comer como come, ver el tipo de instrucción que le dan y la clase de desafíos que tiene que enfrentar.

Cuando usted, por ejemplo, toma una clase sobre política exterior puede haber un ejercicio en el que un alumno hace de presidente Biden, y otro de presidente Putin. Y entonces uno hace una parodia, para una clase. Aquí nos dijeron que cada día o medio día alguien iba a hacer como si fuera el comandante de ese pelotón. Y en un momento a mí me escogieron de comandante, y me pidieron que supusiera que pasábamos por una zona de orden público difícil, donde hay confrontación, y puede haber minas. Yo tenía que darle en tres minutos instrucciones y aliento al pelotón. Entonces, pues me paré y lo hice como pude.

Obviamente, cuando se filtran treinta segundos descontextualizados, pues claro que uno parece un monigote ahí, haciendo una parodia.

Pero usted se lo estaba tomando muy en serio…

Muy en serio, y con respeto, porque quiero conocer mejor esa institución, porque quiero entender mejor su formación, su visión, su filosofía, su manera de operar. Y el Ejército, que organiza a través de la Escuela de Guerra este curso, también este año dijo que se proponía invitar a personas mucho más de izquierda.

Entonces, allá estamos del Pacto Histórico, de la UP, del Centro Democrático, del Verde, varios, procurando escribir una nueva historia de la institucionalidad colombiana, vencer los prejuicios, entendernos mejor, hablar con franqueza. Me parece un gesto de reconciliación, que coincide con la condena al Estado por el genocidio de la UP.

¿Entonces, a qué atribuye la filtración?

Pues lo primero que nos dijeron es que para que en ese curso pueda haber una deliberación franca y con confianza, por favor no se publiquen fotos ni videos. Alguien filtró de mala fe justo el mío para hacerme quedar como una caricatura. Es el tipo de mezquindades al que uno está enfrentado en este mundo de la política.

Con todo respeto, una pregunta personal. ¿Todavía esperan poder lograr un bebé con su esposa, Angélica?

(Responde con los ojos aguados). Los eneros de estos tres años han sido muy difíciles. El primer año, pues llegue con toda la ilusión, pum, me cogió la pandemia: alcaldesa, tenemos un virus, se pueden morir 40.000 personas, puede colapsar todo el sistema de salud de Bogotá. ¡Virgen Santísima! Y salimos adelante.

El segundo año dije, bueno, vamos a dedicársela toda, hicimos muchos intentos, y Angélica quedó embarazada. Y nos hicieron un escándalo por tomarnos cinco días de vacaciones. Nos tocó devolvernos. Angélica terminó perdiendo el bebé. Durísimo. No me he repuesto de eso.

El tercer año, mi perrito Lucky, que siempre me acompañaba, iba a cumplir siete añitos, y en dos semanas le descubrieron un tumor en la cabeza… se murió. Entonces, en estos años me quedé sin mi bebé, sin mi mascota… Ha sido muy difícil.

En este año en el que intento terminar muy bien mi mandato como alcaldesa, no tengo gasolina para meterme en un embarazo y volver a tener una pérdida.

Pero ¿la carrera política sí sigue?

La vida primero. No me arrepiento de nada, no tengo sino gratitud con la vida, con Bogotá. Me tocó vivir el segundo Bogotazo. Una ciudad que con la pandemia llegó a tener 30 % de desempleo, 1’200.000 personas se quedaron sin trabajo. Hoy es del 11 %.

Seguramente, la gente se pregunta por qué están haciendo todas las obras al tiempo…

Porque la gente necesita comer, trabajar y salir de la pobreza. Y todas esas obras generan 480.000 empleos. Nos ganamos el Premio Nacional de Superación de la Pobreza porque somos la única ciudad que da una renta básica para que la gente no pase hambre; que creó quince manzanas del cuidado para ayudar a las mujeres que están en pobreza.

Les dimos becas a 56.000 jóvenes, ¡eso equivale a hacer una Universidad Nacional de Colombia, pero solo en Bogotá! Y superamos ese estallido social. En junio del 2021 esta ciudad estaba destruida, habían quemado 25 buses de TransMilenio, 8 de cada 10 estaciones estaban desvalijadas, vandalizadas, destruidas…

¿Está de acuerdo con que los autores de ese vandalismo queden libres?

No. Porque es que yo vi a millones de ciudadanos marchar pacíficamente, y esa protesta pacífica produjo un cambio constructivo para Colombia. Pero también vi a una minoría de vándalos criminalizados, con fines políticos, destruyendo la ciudad. Eso, como el que atraca, como el que mata, como el que roba, merece una sanción judicial; son una minoría que no representa a los jóvenes de Bogotá, ni a los que estaban protestando. Si un Estado no brinda seguridad y justicia, entonces para qué existe.

¿En estos años que quedan para la campaña presidencial va a estudiar o va a descansar?

(Ríe a carcajadas). Ambas. Voy a tratar de conseguir una beca en Harvard, e irme a escribir y a estudiar. A mí eso me gusta.

Tomado de El Tiempo

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