La Corte Suprema de Justicia revocó una sentencia que absolvía de un homicidio a Freyner Ramírez García (“Carlos Pesebre”), uno de los principales jefes del crimen organizado en Medellín, y lo condenó a 36 años, tres meses y un día de cárcel.
La sentencia STP16510-2022 fue proferida el pasado 23 de noviembre de 2022 por la Sala de Casación Penal de la Corte, pero no había trascendido a la opinión pública.
“Carlos Pesebre”, de 49 años, fue integrante del bloque Cacique Nutibara de las AUC en los años 90. Tras la desmovilización de 2003, siguió al frente de su propia organización, “los Pesebreros”, que fungía como uno de los tentáculos de la confederación mafiosa “la Oficina” en el Occidente de Medellín (Robledo, San Javier, La América, Laureles, Belén y Altavista).
Ramírez, capturado en una finca del municipio antioqueño de Urrao en 2013, ya había pagado una condena de 9 años de prisión por concierto para delinquir agravado.
El asesinato que produjo la nueva sentencia ocurrió el 15 de julio de 2005 en la entrada de un local de comida rápida del barrio Los Alpes, adonde fue citado Mauricio Alberto Velásquez Valencia, alias el Meca, un lugarteniente de “Carlos Pesebre”.
Según el expediente, a las 9:15 p.m. llegaron dos sicarios en una moto, el pasajero se arrimó a “el Meca” y le disparó tres veces en la cabeza con una pistola.
De acuerdo con la Fiscalía, fue “Carlos Pesebre” quien ordenó la muerte de su subalterno, al culparlo del robo de un dinero de la banda, producto del hurto de hidrocarburos al oleoducto de Ecopetrol.
En la acusación fue clave el testimonio de un exmiembro de la organización criminal, quien estuvo presente en la reunión en la cual se ordenó el homicidio, cinco días antes del ataque.
Así la describió a las autoridades: “(…) Él (’Carlos Pesebre’) nos dice que con los registros que le había dado Mauricio de lo de la gasolina, los estuvo comparando desde dos o tres meses atrás con los registros que yo le presentaba a solicitud del mismo Carlos, y que él notaba que le falta plata (…). Decía que donde veía el desfalco era en los libros de la gasolina que le mostraba Mauricio. (…). Decía que la suma era grandísima, que está entre 700 y 800 millones (…). Él dijo: la decisión está tomada, con el dolor en el alma, somos hermanos, somos amigos, a Mauricio hay que matarlo”.
La ejecución de la orden le fue encomendada a otros de los cabecillas de “los Pesebreros”, Javier Ventura Marín (“Tatú”), quien la delegó en uno de sus sicarios de confianza, apodado “Nene”.
Por estos hechos, el Juzgado Noveno Penal del Circuito de Medellín condenó a “Carlos Pesebre” en 2016, a 36 años, tres meses y un día por homicidio agravado.
Su defensa apeló la decisión ante el Tribunal Superior de Medellín, argumentando que el testigo estrella de la Fiscalía había incurrido en varias contradicciones en su testimonio. En 2017 el alto tribunal le dio la razón y absolvió al procesado, declarándolo inocente.
Ese fallo fue apelado por la Fiscalía y la Procuraduría, y pasó a su última instancia, una casación en la Corte Suprema, la cual revocó la absolución y revivió la condena contra “Carlos Pesebre”.
Ramírez está recluido en la cárcel de Cómbita, Boyacá, y es uno de los cabecillas de bandas del Valle de Aburrá que le han pedido al Gobierno Nacional que los acepte en las conversaciones para el proyecto de “paz total”.
Javier Ventura Marín (“Tatú”), otro de los involucrados en la muerte de “el Meca”, tuvo un destino similar: asesinado por la propia organización. Tras salir de prisión y ser citado a una reunión, su cadáver fue encontrado en una vía del barrio Castropol, envuelto en bolsas, el pasado 11 de septiembre.