Se llama Óscar Cortés y es goleador, o por lo menos quería que el país lo conociera y lo reconociera como goleador, o que al menos se vayan aprendiendo su nombre. Quería irse metiendo en la memoria colectiva. Y lo hace como se debe, con goles. Un remate cruzado con potencia, y un cabezazo no con menos furia, lo convirtieron en el goleador de la primera victoria de la Selección Colombia sub-20 en el Sudamericano, contra Perú, 2-1. Se llama Óscar Cortés. Y tiene gol.
Colombia, con varios cambios tras su empate con Paraguay, empezó con las mismas nebulosas de su primer partido. Otra vez entró a la cancha sin claridad, sin luces. Otra vez era dueño de la pelota, pero era un dominio falso, inútil. Otra vez el punta, esta vez Zuleta, jugaba de anónimo. Otra vez el gol era esquivo. La gran diferencia es que en la titular estaba Cortés, que dialogaba en secreto con el gol.
Perú, que poco o nada agredía, lanzó su primer ataque y fue letal, porque Colombia le ayudó mucho. Fue un saque largo del portero, la pelota fue cayendo como una granada que nadie quería tocar, todos le huían, era una granada que además rebotaba y provocó pánico y una cadena de errores defensivos, marcas trocadas, marcas mal hechas, ni Pedrozo ni Mantilla atinaron, y el peruano Ceballos tocó en el área para que Diether Vásquez entrara por el centro y anotara el 1-0, fácil, porque ni el portero se animó a estorbar. Iban 37 minutos.
Colombia, una vez más, arrancó perdiendo, y otra vez le tocaba mirar cómo es que iba a reaccionar. Cortés aún no era quien quería ser.
Puerta, el guía
Lo bueno fue que esta vez Colombia no esperó hasta el descanso para despertar. Antes de terminar la primera parte apareció de entre las sombras el jugador Gustavo Puerta, que como un camión aceleró desde su propio terreno, alumbrando el camino con una potencia de tractor. Los peruanos apenas lo veían pasar, como una ráfaga. Y cuando Puerta ya llegaba al área, soltó el pase sutil a su derecha donde Cortés le pedía a gritos el pase, como quien promete que no va a fallar. El atacante, que juega en Millonarios, sacó un bombazo de derecha, de esos bombazos cruzados que llevan dinamita y que se inventan con escuadra. La pelota fue bien a un ángulo, y gol, 1-1. Y Cortés celebró con la misma furia con la que pateó. Una furia feliz.