Por: Marcos Daniel Pineda – Senador de la República
Cada cuatro años en Colombia, el siete de agosto se convierte en una fecha esperanzadora, porque inicia un nuevo gobierno. Hoy no es la excepción: comienza el gobierno de Gustavo Petro, el primero en la historia de nuestro país con una ideología de izquierda y por el que millones de colombianos votaron con la ilusión del cambio.
Más allá de las necesidades de cada región y los desafíos sociales, económicos y políticos que debe cumplir de acuerdo a sus promesas de campaña, el gran reto que hoy se le presenta al Presidente, es desmitificar a la izquierda y demostrar que todos podemos trabajar unidos para sacar al país adelante, entendiendo la diversidad y libertad de pensamiento como una riqueza que hace grande a nuestra democracia.
Este gobierno está llamado a tener la suficiente humildad para reconocer que, así como hay infinidad de problemas por resolver, errores que corregir y reformas estructurales por realizar, también hay muchos logros y aciertos que deben ser protegidos para garantizar su continuidad en el tiempo, independientemente del origen político de quienes los consiguieron y encaminaron.
Debemos construir sobre lo construido, obviamente sin pretender que sea ignorado el sentir de la mayoría de los colombianos que decidieron apostarle a un cambio de rumbo y que en franca lid obtuvieron un triunfo que desde hoy deberá comenzar a verse reflejado, Dios quiera, en el bienestar del país y de todos los que vivimos en él.
Siempre he sido un convencido que el gobierno que entienda que Colombia es un país de regiones, podrá conectar con la gente y sus necesidades. La diversidad cultural, económica, geográfica, climática y hasta biológica de nuestro país, es directamente proporcional a sus complejidades, y como tales no pueden ser atendidas y mucho menos comprendidas desde un escritorio en la capital del país. Es necesario conocer de primera mano ese metro cuadrado que rodea a cada colombiano en su día a día y poner en marcha acciones que mejoren de manera equitativa la calidad de vida de todos los ciudadanos.
Es evidente que esta Presidencia deberá unificar al país en una sola bandera que con su amarillo, azul y rojo, pueda ondear triunfante para todos por igual. Que las reformas y acciones que se hagan se den dentro de la concertación y no de la imposición y el autoritarismo, asumiendo que no siempre habrá acuerdo y sabiendo dirimir las diferencias, tanto con los sectores políticos y sociales, como con los gremios y las comunidades.
Para nadie es un secreto que no voté por el gobierno que hoy inicia, pero como colombiano quiero que al presidente Petro le vaya bien, para que gane Colombia y por ende, ganemos todos. Como Senador, lo acompañaré desde la independencia, tomando distancia de lo que considere nocivo para los colombianos, así como lo acompañaré de manera decidida y sin ningún cálculo político en todo aquello que sea beneficioso para el país.
Presidente Petro, ¡éxitos en su gestión!