Por: Marcos Daniel Pineda García, Senador de la República.
El 20 de julio de 2022 es una fecha que recordaré por siempre: el día que tuve el honor de ocupar una curul de Senador en el recinto del Congreso de la República.
Este día representa uno de los pasos más importantes de mi carrera pública, pero también se convirtió en una fecha icónica para el país, porque marca la conformación del Congreso más renovado de la historia reciente. Muchas caras nuevas, jóvenes, mujeres, diversidad étnica y cultural, pluralidad de pensamiento, fenómenos políticos y hasta ‘influencers’, que dieron el salto del mundo digital a la acción real, todos con el desafío de emprender una labor que pueda ser determinante para el futuro del país.
Este Congreso renovado comenzó con un acto poco ejemplar, convirtiendo el Congreso en algo semejante a una gallera, donde el acto solemne de posesión, el discurso, las ideas y el debate, quedaron en segundo plano para dar paso a insultos y arengas dirigidos al presidente Iván Duque Márquez, quien independientemente del partido o la ideología que represente, sigue siendo el primer mandatario de los colombianos hasta el 7 de agosto y como tal debe ser respetado, más aun en la “casa de la democracia”.
Ad portas de iniciar un nuevo gobierno, es necesario que este renovado Congreso pase de los gritos a las acciones, liderando esas reformas estructurales que el país tanto requiere y necesita, que entienda que no se trata de imponer mayorías que atiendan a acuerdos políticos, sino de concertar con el ciudadano, el empresario, el campesino, el gremio y desde luego, todas las fuerzas políticas que acompañaremos el Gran Acuerdo Nacional.
Los congresistas debemos ser conscientes que nuestra prioridad es Colombia y que las reformas que estamos a punto de liderar, no deben llevar un sello político u obedecer a caprichos personales, sino por el contrario, un enfoque social y humano conectado con las necesidades de nuestros territorios, que propendan siempre por el mejoramiento de la calidad de vida de quienes con su voto, nos llevaron a ocupar el lugar y la responsabilidad que hoy ostentamos.
El 20 de julio de 2022 quedó demostrado que luego de una campaña hostil, el país aún se encuentra polarizado, por ello es nuestro deber como congresistas trabajar en la reconciliación nacional, dejando atrás las diferencias y anteponiendo los objetivos e intereses nobles del país, para superar los retos inaplazables que hoy la sociedad nos exige.