Por: Adriana Ortega Núñez – Administradora de Negocios, Máster en dirección de empresa y, Desarrollo local.
El desarrollo de una persona viene desde su interior, lo mismo sucede con las empresas, los cambios se deben hacer desde el interior de la misma. Ese desarrollo en muchos casos son procesos que se forman con base en los fracasos, técnicas de ensayo y error, imaginación y valor agregado.
Las micro, pequeñas y medianas empresas son parte fundamental de la economía colombiana, tienen una alta representatividad en la generación de empleo y una considerada contribución en términos del PIB. Razón por la que es necesario fortalecer su competitividad y orientarlas a un crecimiento sostenible en el mercado, y al desarrollo de los distintos sectores.
Sin embargo, la dinámica en el país está marcada por un ciclo constante de natalidad y mortalidad, lo que se traduce a una corta esperanza de vida de este tipo de empresas, por lo que se requiere la identificación de los distintos factores que interfieren en el ciclo de sobrevivencia y mortalidad de empresas de este tipo, así, como la importancia de la adaptabilidad según la variabilidad del entorno.
Conforme a datos de Confecámaras, la tasa de natalidad en Colombia es elevada, no obstante del total de empresas creadas solo el 29,7% logra mantenerse en el mercado, es decir, aproximadamente el 70% de los emprendimientos fracasa antes de los cinco años.
Pero, ¿Qué sucede? Son muchos los desafíos que se enfrentan desde el momento en que el emprendedor inicia su idea de negocio, la puesta en marcha de la misma, el establecimiento de la empresa en el mercado y perdurabilidad en el tiempo. En cierta medida al denotar su importancia en la economía no es suficiente con intentar aterrizar factores externos a la empresa, que si bien, influyen notablemente, tal como la tasa impositiva, fuentes de financiación, competencia, etc. Hay otros elementos fundamentales para un crecimiento expresado en un mercado heterogéneo. Se hace referencia a los aspectos internos de la empresa, iniciando por la necesidad de visionar en el largo plazo, con un plan adaptado a la realidad, la toma de decisiones basada en argumentos reales de la situación de la empresa y para no desenvolverse en el día a día sin tener claro el objetivo.
Es evidente la relevancia de la evaluación de criterios que influyen en este tipo de situaciones, con el fin de optar por soluciones que permitan prolongar la estabilidad de las empresas en el mercado, por lo que surge el siguiente interrogante ¿Será necesario afianzar las buenas prácticas administrativas orientadas a los resultados, en los que sea constante una evaluación de los mismos, enfocándose a la eficiencia y optimización de recursos? En este sentido, se hablaría no solo de la falta de financiación para aquel tipo de empresas, sino también de la falta de ciertas habilidades indispensables para una buena gestión de recursos, la correcta dirección, coordinación, liderazgo, trabajo en equipo etc.
A todo ello se le agrega el importante rol de la elección de la estrategia, entendiéndola no como un destino o una solución, sino como un proceso que requiere a un estratega, es decir, un proceso continuo, en el que se tenga claro que la estrategia es el corazón del liderazgo, pues es el líder quien debe estar al tanto de decidir y actuar para aprovechar las oportunidades.
Por lo tanto, es menester prepararse para situaciones que no resulten obvias, mantenerse siempre vibrante y alerta de las circunstancias, teniendo presente que las diferencias no se sostienen por si solas, y de esta manera asegurar que la empresa siga añadiendo valor con el paso del tiempo.