Fronteras cerradas, restricciones a la movilidad y una incertidumbre general poco propicia para hacer proyectos de viaje: la variante ómicron de covid-19 podría estropear el comienzo de 2022 al transporte aéreo europeo, que creía haber superado lo peor de una crisis histórica.
Al constatar una «repentina» ralentización de las reservas, Ryanair, la mayor aerolínea europea en cuanto a número de pasajeros, advirtió que sus pérdidas anuales muy probablemente serían el doble de lo previsto, a causa del impacto de esta nueva variante, más contagiosa.
«La variante ómicron de covid y, en consecuencia, las restricciones recientes a los desplazamientos en Europa han disminuido en forma significativa nuestras reservas para Navidad y Año Nuevo», indicó la compañía aérea.
Esto es resultado sobre todo de la prohibición a los viajeros que no tengan un motivo justificado para trasladarse desde el Reino Unido a Francia y Alemania y al cierre de las fronteras de Marruecos.
Más allá de las reservas, los efectos de ómicron en el tráfico aéreo europeo todavía no están del todo claros.
Según el organismo de supervisión Eurocontrol, que contabiliza los movimientos de aviones, éstos han experimentado un aumento continuado antes de la temporada de fiestas navideñas, y alcanzaron el 76,3% del tráfico de 2019 (o sea, antes de la pandemia) el 19 de diciembre.
Eurocontrol, que preveía una media de tráfico del 80% en la segunda quincena de diciembre, se mostró prudente en la evolución, considerando que «las consecuencias (de ómicron) para enero todavía no están claras».
Esta opinión coincide con la de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), que cuenta con casi 300 empresas miembros, y afirma que es demasiado pronto para evaluar el efecto de la nueva variante sobre el sector.
Sin embargo, su director general, Willie Walsh, había advertido a comienzos de diciembre que las restricciones impuestas a causa de ómicron «ponen en peligro la conexión aérea global, que tardó tanto en recuperarse».
Quebradero de cabeza operacional
Citando datos preliminares, calculó que el tráfico de pasajeros disminuyó el 20 % en las instalaciones de sus adherentes a partir del 24 de noviembre, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció haber identificado esta nueva variante en Sudáfrica.
Al mismo tiempo, el índice de ocupación de los aviones cayó del 66 % al 54 %, de acuerdo a ACI Europa que, no obstante, al igual que Eurocontrol, constató un aumento del flujo de pasajeros al comienzo de la temporada navideña (+9% durante una semana).
Pero, para el director general de esta organización, Olivier Jankovec, solamente los viajes para «visitar a familiares o amigos se mantienen más o menos».
Por otro lado, los viajes de negocios y turismo se desploman, a raíz de la extrema incertidumbre y la perspectiva de más restricciones, «entre países que han endurecido las condiciones de entrada a su territorio y otros que han restablecido los confinamientos».
Una vez finalizadas las vacaciones, «no hay la menor duda en cuanto a que ómicron tendrá consecuencias adversas para el tráfico de pasajeros durante el primer trimestre de 2022», se inquieta Jankovec.
Tanto ACI Europa como IATA, al igual que la organización de aerolíneas europeas, Airlines for Europe, han manifestado su oposición a las restricciones a los viajes, señalando al unísono con la OMS que son ineficaces una vez que la variante se ha propagado ampliamente entre la población.
Pero ómicron además provoca quebraderos de cabeza operacionales a las empresas: la escandinava SAS y la alemana Lufthansa se vieron obligadas a cancelar varios vuelos por tener muchos empleados enfermos.
Esta nueva ola de frío sobre el sector se abate cuando se esperaba que en 2022 continuara su recuperación de clientes, dos años tras sufrir la peor crisis de su historia, aunque no se preveía volver a la situación pre-covid antes de 2024, e inclusive 2027, dependiendo de la región.
Las inversiones en nuevos aviones se reanudaron, en particular con un pedido gigante de 100 Airbus de alcance medio, la semana pasada por parte de Air France-KLM, algo que refleja la confianza del sector a medio y largo plazo.
Inclusive, antes de identificarse a ómicron, IATA ya había advertido que las aerolíneas europeas cerrarían 2021 con una pérdida de 20.900 millones dólares (unos 18.500 millones de euros), y prevé que los números rojos continúen en 2022, con 9.200 millones de dólares (8.130 millones de euros) de merma.